De todo un poco

Sé que este es el prólogo del libro de Bernal, pero permíteme que empiece hablando, brevemente, de mí. Y es que yo también hice mis pinitos en esto del dibujo. Todo empezó con un lápiz, un papel y una frase mágica: “con un seis y un cuatro, hago la cara de tu retrato”. Y lo hice. O, al menos, lo intenté. En honor a la verdad, reconozco que la imagen resultante no recordaba ni a una cara, ni a un retrato, ni siquiera a nada que fuese humano. Daba igual; a mis padres les pareció una obra digna del mejor de los museos. Por entonces, yo era un canijín, y Bernal aún no había nacido. Con el paso de los años, decidí cambiar la práctica por la observación; así que empecé a dedicar gran parte de mi tiempo a leer tebeos. Cuando los terminaba, bajaba al “Manolo”, que era una tienda que había cerca de mi casa, y los cambia por otros que no hubiera leído aún. Yo tendría 9 ó 10 años, y Bernal, con sólo cuatro, ya no se separaba un instante de sus lápices de colores. Tuve que esperar a pasar los veinticinco para descubrir sus dibujos. Unos dibujos de contornos bien definidos, con clara predilección por la curva, en lugar de la línea recta…e hijos de un padre bendecido con el don del ingenio. Se me presentaron de la mano de “Gliceryl y Gum”, dos singulares caries que, además de divertirme, me llamaron mucho la atención. Tanto fue así, que no dude en invitarle al programa de entrevistas que, allá por el 2000, presentaba en una cadena de televisión de Zaragoza. Antes del programa, el dibujante ya me había ganado; tras aquel encuentro, me ganó la persona. Desde entonces, ya sea en papel, o a través de internet (por ejemplo, visitando su blog*), he estado, y estoy pendiente de lo que este buen zaragozano, y zaragocista hasta la médula, crea con su lápiz. Y confieso que, en todo este tiempo, no he descubierto una viñeta o un dibujo suyo que no me haya gustado (como prologuista invitado, si la hubiera, no lo diría…pero es que ¡no la hay!). Y en este libro, menos. Aquí tienes una excelente selección de algunos de sus trabajos. Una colección con un marcado carácter deportivo (temática en la que Bernal se desenvuelve a las mil maravillas), en la que no podía faltar Jano; uno de mis personajes preferidos, que aparece en varias de las viñetas que siempre, absolutamente siempre, consiguen hacerme reir (como la de “los juegos preliminares” -pag. 6-, sencillamente genial). La pregunta del millón es: ¿de dónde saca tantas, y tan buenas ideas? Me lo imagino sentado frente a su mesa, lápiz en mano, mirando un folio en blanco, esperando el tiempo que haga falta, a que le llegue la inspiración (ya se sabe que las musas no tienen horario fijo). Sea como sea, este fabricante de sonrisas al que le gusta llamarse “monigotero”, demuestra que lo que mejor funciona es unir al arte, grandes dosis de talento. Por cierto, me ha llamado la atención, como una palabra tan llena de significado y oficio como “monigotero”, está huérfana de definición en el diccionario de la lengua. Monigote, sí la tiene; monigotero, no. Ahora que lo pienso, el prólogo de un libro como éste, en lugar de un texto, quizá debía de haber sido un dibujo… Si esto es así, por mí no hay problema: “Bernal, ¿me prestas un 6 y un 4?”
Luis C. Larrodera
P.D. Y ya que lo hacemos, lo hacemos todos. Así que, querido/a lector/a, prepárate, desde ya, para dibujar una enorme sonrisa en tu cara. ¡Buen provecho!
José Antonio Bernal (Zaragoza, 1979). Humorista gráfico y dibujante de cómics. Es también autor de las obras: "Las caries Gliceryl y Gum", el "Cómic del 75 Aniversario del Real Zaragoza" y de "Los Bonilla. De tal palo tal astilla". En el año 2007 fue galardonado con el premio Popular al Autor Revelación en el Salón Internacional del cómic de Barcelona. Ha colaborado en el periódico Heraldo de Aragón , en el diario EQUIPO con viñetas diarias del Real Zaragoza y en revistas como Zaracómic, Capúzate, Buenafuente, Malavida, Web Negre… Actualmente podemos ver sus trabajos en El Jueves, Retranca, Amaniaco, Territorio Naranja y en diversos medios.






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